19/5/10
El “deterioro espiritual en ancianos” podemos definirlo como el desgaste lento y gradual del bienestar interno de estas personas. A lo largo de este ensayo, plantearé los diversos factores sociales que afectan de manera directa a las personas de la tercera edad, y provocan que el riesgo del deterioro espiritual en ellos, aumente. Básicamente, me centraré en dos cosas: primero, en demostrar que el comportamiento que tienen las personas de la ciudad, particularmente, los habitantes de Cali, están estrechamente relacionados con el debilitamiento interno de los ancianos; segundo, en plantear cómo el acompañamiento por parte de las familias, podría ayudar a que el bienestar interno de los ancianos se mantenga.
Personalmente, pienso que es importante que se conozca este tema, para que se tome conciencia del daño que, de una u otra manera, le estamos causando a la sociedad caleña, especialmente, a los ancianos; y me refiero a la sociedad en general, porque en el futuro seremos nosotros los afectados ya que, ahora, cuando tenemos la oportunidad, no hacemos nada para crear conciencia social y que, muy probablemente, nosotros nos vayamos a encontrar en su lugar, y que ojalá, no sea en sus mismas condiciones, sino que al llegar a esa edad podamos estar tranquilos y seguros de que, por lo menos tendremos un acompañamiento y comprensión permanente por parte de las personas que nos rodean, y que aunque no nos aseguren un ingreso económico mensual, podamos tener claro que no nos iremos a morir pidiendo clemencia, ni en las puertas de un hospital ni en las de una casa ajena a la nuestra. Actualmente, no existen políticas públicas que les garanticen a las personas un ciento por ciento de bienestar y seguridad económica en su vejez, ni amparo por parte de la sociedad.
En interés caleño por este grupo social es tan bajo que llegamos al punto de marginarlos, esto es, apartarlos por completo de nuestra sociedad. Pero lo más grave de esta situación es que las familias, o sea quienes deben estar siempre al lado de ellos, no les interesan su bienestar, y al contrario, son ellos quienes muestran la mayor apatía por el cuidado de los ancianos. “Desgraciadamente la evidencia ha demostrado en más de un vez que el “HOGAR” no siempre es el lugar más “SEGURO” para este grupo etáreo, puede favorecer al aislamiento y en ocasiones, resultar peligroso” . No sólo debo referirme a la familia, aunque sean ellos los que tienen la responsabilidad moral de ofrecerles un mantenimiento sentimental y económico, sino también debo nombrar a toda la comunidad como excluyentes de este grupo social, al ser evidente nuestro poco interés en su bienestar y protección. “Antiguamente los conocimientos del adulto mayor resultaban útiles para hijos y nietos. Estos se transmitían de generación en generación. […]. El crecido número de personas viejas y muy viejas lleva, hoy en día, a no brindarles una valoración especial.”
Es importante que les brindemos nuestro apoyo, comprensión y respeto para que puedan llevar una vejez digna, cumpliéndoles todos sus derechos que, como personas, les corresponden. Además no podemos marginar a las personas que nos han traído hasta donde estamos, a quienes han construido nuestra historia, mal que bien, fueron ellos quienes aportaron para tener lo que tenemos y, particularmente, pienso que son ellos, quienes, con su sabiduría, nos pueden ayudar a no cometer los mismos errores que ellos cometieron y poder, nosotros, crear un buen presente que sea un excelente pasado para nuestra descendencia cuando estén en nuestro lugar.
Otro punto bastante importante de sobresaltar, es la falta de interés social por parte de las personas al mantenernos distantes y totalmente apáticos a la situación de los ancianos, y crear una conciencia apartada de sus necesidades y deseos. “De ser ignoradas sus necesidades, pudieran aparecer situaciones complejas que, aun sin la presencia de enfermedades invalidantes, le lleven el deterioro de su calidad de vida.” . Debemos tener en cuenta sus valiosas opiniones y consejos que es sabiduría llena de experiencia, qué podemos perder si permitimos que ellos hagan parte de nosotros, aunque lo son, y no los tomamos en cuenta, ni nos preocupamos por su bienestar; al contrario de esto, tendríamos muchos que ganar, sobretodo ellos, quienes se sentirían parte importante de nosotros y vivirían mejor, ¿qué nos cuesta aportar “un granito de arena” para darles tranquilidad y felicidad?. “La “persona mayor”, al igual que cualquier otra, necesita apoyo y aceptación para realizar sus deseos […]. Además, precisa sentir la consideración y el respeto que le permitan participar en la vida familiar y en la sociedad.”
La tolerancia, es algo que primordial en nuestras vidas, sobretodo en una sociedad como en la que actualmente vivimos, pero si hablamos específicamente de los ancianos, éste tema es bastante importante, porque sabemos que tratar a un anciano no es fácil, gracias a su edad avanzada, no todos entienden, de manera clara, cada cosa que les decimos, debemos explicarlas con mucha paciencia. Tenemos que entender que ellos no se desarrollaron en nuestra época, en donde existen cosas a las que ellos no tuvieron acceso y que, por ende, no saben muy bien su manejo, no son tan accesibles como lo pueden ser otras personas, ni tampoco son tan permisibles como nuestros padres, pero, insisto, su sabiduría y experiencia pueden evitar que nos equivoquemos tan seguido, o por lo menos, no de la misma manera ni los mismos errores que ellos.
Además de la marginación y de la falta de interés social, debo exponer que el desarrollo y cumplimiento de las políticas públicas que garantizan un buen bienestar en los ancianos, es algo totalmente necesario, pero que en nuestra sociedad no se lleva a cabo, al contrario, se trata de tapar esta necesidad de los ancianos, por ejemplo, con algo a lo que llamamos “pensión”, que según la RAE, es la “cantidad periódica, temporal o vitalicia, que la seguridad social paga por razón de jubilación, viudedad, orfandad o incapacidad”, pero no somos conscientes, de que esto, primero, en muchos casos no les es suficiente para mantenerse, y segundo, las personas que no son económicamente estables, trabajan en un empleo informal, y que, lo que consiguen, sólo les alcanza para comer en un día, no tienen acceso a este beneficio, por ende son ellos, quienes más problemas encuentran al llegar a una edad más avanzada y no tener una ingreso seguro, con el que, por lo menos, les alcance para comer diario, como el que le puede dar una pensión. “La inseguridad económica es un problema que afecta a todos los ancianos, pero particularmente a aquellos que desarrollaron actividades laborales en el sector informal y que no cotizaron para recibir una jubilación o pensión en la vejez.”
Hablando específicamente de las mujeres, podemos determinar que, en este caso, son ellas las más afectadas, ya que no todas las mujeres salen a trabajar, ni siquiera en empleo informal, para nadie es un secreto que ellas son quienes, para nuestra sociedad, deben permanecer en el hogar y dedicarse a él, esto sugiere, que ellas ni siquiera tendría un empleo informal, por lo que dependerían totalmente de sus esposos o compañeros, en el caso de las que vivan en pareja. Esto aumenta el riesgo de que se eleve el número de los ancianos abandonados y en condiciones denigrantes de vida, y ni la sociedad ni el gobierno, aún así, hacemos algo para cambiar esto.
No puedo generalizar, ni hablar de que las personas en su totalidad, son inculta, inconscientes o inhumanas, como tampoco debo asegurar que no existen políticas públicas que aseguren a los ancianos una vida más cómoda y con un acompañamiento permanente, pero, lo que con toda seguridad puedo decir, es que no todas las personas tienen acceso a estas posibilidades. Por ejemplo, no a todos los ancianos que no tienen algún ingreso económico o que alguien esté dispuesto a pagar, los reciben o les brindan un techo digno para vivir. No todas las políticas están hechas para que las personas de la tercera edad a disfruten de sus beneficios, en el caso de las pensiones, sólo quienes pueden pagar mensual el dinero para cotizarlas, son quienes tienen la posibilidad de asegurar un ingreso económico en el momento en que no tengan la capacidad para trabajar, pero aquellas personas que no pueden hacerlo son quienes, probablemente, terminen en abandonados y viviendo en situación de miseria o en condiciones infames.
En resumen, el alto grado de deterioro espiritual en los ancianos, es gracias a la falta de apoyo, compañía y comprensión por parte de la familia y de la sociedad misma que de manera directa influye en el bienestar de estas personas. Vemos cómo la falta de conciencia aporta a que este grupo social se vea en situaciones adversas, la falta de creación de políticas que apoyen y garanticen un futuro seguro a los ancianos, el cumplimiento de estas. El entorno social y cultural de nuestra sociedad ha implantado una mentalidad excluyente por parte de los jóvenes y adultos hacia los ancianos, el poco interés para tratar de cubrir sus necesidades, o por lo menos aportar un poco para que no se sientan aislados de la comunidad. Las consecuencias de nuestro comportamiento amenazan de manera directa la entereza espiritual de los ancianos de nuestra sociedad.