20/2/10
Su nombre es Gerardina Muñoz, es oriunda de Pasto y vive en Cali hace 10 años. Llegó a esta ciudad porque una amiga suya le dijo que aquí la gente era muy amable y que le sería fácil conseguir dinero para mantenerse, y desde entonces se gana la vida pidiendo limosna. Vive al sur de la ciudad en la casa de una señora, a quien le debe pagar con remeza y dinero, el alquiler de una habitación.
Según ella, está aquí para ayudar a su hijo, ya que está incapacitado para trabajar y tiene dos hijos que están en el colegio, así que una parte de lo que ella recibe de la gente, se lo manda para el estudio de sus nietos y la otra parte es para lo que ella necesite.
Se refiere a los ancianatos como un lugar al que no le gustaría llegar nunca porque piensa que no tratan de la mejor manera a las personas, sólo ha estado ahí una vez, cuando le hicieron una operación, pero antes de esto, ella puso una condición: que apenas ella se recuperara la dejaran salir de nuevo y así fue.
Afirma que el gobierno le ofrece una ayuda monetaria, pero no la acepta porque es muy poco dinero y no le alcanza para mantenerse ella y ayudarle a su hijo y nietos.
Dice que nunca ha sido rechazada por las personas, al contrario, siempre han sido muy amables con ella. Sale a las calles a buscar ayuda, más o menos desde las 9:00 am hasta las 4:00 pm. Recibiendo en promedio $20.000 diarios.
En lo que corresponde a la salud, si en algún momento se siente enferma, acude, por medio del sisbén, al HUV (Hospital Universitario del Valle), donde es bien atendida por los encargados. A lo largo del tiempo que ha vivido de la solidaridad de la gente, pudo conseguir lo suficiente para comprar un terreno en Pasto y construir una casa, en la cual está viviendo su hijo, su nuera y sus dos nietos. Dice que le gustaría mucho vivir con ellos, pero cree que no puede porque no habría quien les colaborara para el estudio y la casa, así que viaja a Pasto por ahí cada seis meses para visitarlos.
Según ella, está aquí para ayudar a su hijo, ya que está incapacitado para trabajar y tiene dos hijos que están en el colegio, así que una parte de lo que ella recibe de la gente, se lo manda para el estudio de sus nietos y la otra parte es para lo que ella necesite.
Se refiere a los ancianatos como un lugar al que no le gustaría llegar nunca porque piensa que no tratan de la mejor manera a las personas, sólo ha estado ahí una vez, cuando le hicieron una operación, pero antes de esto, ella puso una condición: que apenas ella se recuperara la dejaran salir de nuevo y así fue.
Afirma que el gobierno le ofrece una ayuda monetaria, pero no la acepta porque es muy poco dinero y no le alcanza para mantenerse ella y ayudarle a su hijo y nietos.
Dice que nunca ha sido rechazada por las personas, al contrario, siempre han sido muy amables con ella. Sale a las calles a buscar ayuda, más o menos desde las 9:00 am hasta las 4:00 pm. Recibiendo en promedio $20.000 diarios.
En lo que corresponde a la salud, si en algún momento se siente enferma, acude, por medio del sisbén, al HUV (Hospital Universitario del Valle), donde es bien atendida por los encargados. A lo largo del tiempo que ha vivido de la solidaridad de la gente, pudo conseguir lo suficiente para comprar un terreno en Pasto y construir una casa, en la cual está viviendo su hijo, su nuera y sus dos nietos. Dice que le gustaría mucho vivir con ellos, pero cree que no puede porque no habría quien les colaborara para el estudio y la casa, así que viaja a Pasto por ahí cada seis meses para visitarlos.
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